jueves, 29 de septiembre de 2011

nadanadanadanada

A veces disfruto pensar, pensar que en tus brazos me calmo, pensar que te siento tanto
y que jamás ni puedo, te olvido. En tus fugas delirantes de besos y caricias, en las palabras que se derriten y condensan en tu boca, que llegan a mis tímpanos como cuando el mar me baila.
Disfruto también bastante, pensar que te odio, que te odio! oh cómo te odio! y tu risa espantosa, tus susurros mal formados, tus momentos de silencio no pensados, y odio esa manera en que me miras intentando buscar algo.¡Como te odio!
Al mirar que me miras como volando, como si nada mas existiera, como si fuesemos al compas de la melodía de las calles danzantes, que ante nosotros no existen... Y me olvido, me olvido de que existen, de  mis ratos discompuestos, mecanizados y conceptos, y de mis tristezas me inhibo. Cómo me haces bien.
Y vomitaré más versos para tí, para simular nuevamente, y te hundes en la red. ¿qué será ahora de tí?

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